VIDA DE PAREJA.

Cuando de niño o adolescente nos percatábamos que había desacuerdos entre nuestro papa y nuestra mama, lo primero que tratábamos de hacer, mis hermanas y yo, era de reconciliarlos, cueste lo que cueste. A puntos de buenas acciones, de servicios “desinteresados”, de ciencia de encuentros fortuitos donde lográbamos que, por causa o gracias a nosotros, se volvieran a hablar las 2 personas más importantes de nuestras pequeñas existencias.

 

Sigue igual: sus hijos harían todo lo que está en sus poderes para evitar los problemas entre Usted y su pareja.

 

Pero hoy, por desgracia de los hijos, algo ha cambiado. Es que cualquier pareja que comparte maritalmente, se une civil o religiosamente tiene la nueva opción, porque es más aceptada socialmente, de separarse.

 

Porque “nuestro amor ha muerto”, porque “ya no nos podemos soportar”, porque “ya consiguió otro u otra” y por muchas razones más, la separación de su papa y de su mama es para todos los niños una realidad tangible en los papas de sus compañeros, sus tíos, tías, primos mayores.  También es una tragedia.

 

Una tragedia que no pueden expresar verbalmente – como hacerlo de algo de la intensidad y de lo devastador como un tsunami – y cuando lo logran hacer es con el comportamiento: violencia o su contrario depresión, bulimia o anorexia, adicción de toda clase, fugas, mala notas….la paleta de conductas es infinitas para decir a sus papas, a veces por mucho tiempo, que no están de acuerdo con esta decisión, que, a pesar que la tienen que aceptar, sus seres enteros gritan la traición: traición de amor, traición de cariño, traición de sentirse divididos en 2 para siempre.

 

Siempre añoraran los buenos tiempos de la niñez donde todos parecían felices, siempre añoraran también una reconciliación incierta aun siendo ya adultos, siempre añoraran que, aún hayan tomado vías distintas, sus caminos, como en las películas, se vuelven a cruzar.

 

Esta herida quedará abierta por la eternidad, jugando un papel decisivo en sus vidas: desde la elección de su pareja, de su trabajo, de apoyar a uno o los 2 padres, de tener hijos, de casarse, de ser feliz y hacer feliz a los demás, de separarse a su vez repitiendo la historia…..

 

Es por eso que, aunque la sociedad con la exacerbación de la sexualidad y del hedonismo nos propone otra cosa, sería preferible reflexionar mental y emocionalmente, social y económicamente, psicológica y culturalmente antes de tomar LA decisión trascendental de su vida. La involucra a usted, a su pareja, a sus hijos a venir, a sus familiares. Tiene componentes personales, relacionales, sociales, culturales que conducen y conducirán su existencia entera.

 

No es verdad: nunca volverá a hacer su vida. Solamente la seguirá viviendo con más dificultades, hipotecando de paso vidas inocentes que son las de sus hijos.

 

Siempre existe otra oportunidad. El amor nunca muere. Simplemente Usted ha dejado apagar la llama que algún día le hizo decir SI a esta otra persona que tiene defectos y cualidades como usted las tiene.

 

 

El “man que está vivo” desde hace 2000 años, insiste que el amor verdadero, hoy como ayer, está hecho de servicio y preocupación por el otro no de poder y de sexualidad alborotada.