Nuevo paradigma para el mundo y la persona humana.

¿Por qué pensar que el destino del planeta Tierra que, según los datos más reciente, tiene 4.500 millones de años y del hombre que, según un hallazgo en Marruecos en estos días, tiene más de 350.000 años, pueda estar influenciado por un “nuevo orden mundial” que no tiene sino de nuevo: el nombre, de orden: el apellido y de mundial: la dirección de casa?

 

Ampliamos la mirada, retirémonos lo suficiente lejos para descubrir lo realmente importante en nuestra historia.

 

Varios hechos, desde el principio, pueden ser observados y subrayados:

 

ü  El universo se expande, es dinámico.

ü  Algún día, surgió en este mundo la vida, que después de muchísimo tiempo dio pie a la existencia de seres vivientes y luego del hombre, único capaz de reflexionar sobre si mismo.

ü  En este ser humano, desde siempre, esta presente la idea de un creador.

ü  Primero múltiples, Dios poco a poco se revela a la consciencia humana como único.

ü  Dios vivido como rey, vengador, guerrero, autoritario, castigador se revela en Jesús como Dios de Amor de pasión para todos, humilde y bondadoso, como Dios divinamente humano.

 

Desde allí, logrando escrudiñar nuestra historia reciente y sondear los signos de los tiempos, podríamos extraer, sin pretender a ser exhaustivo y desde un punto de vista netamente occidental, algunos eventos que cambiaron la faz de la tierra desde la historia religiosa del hombre:

 

ü  La oficialización política de la religión cristiana por Constantino en el año 313

ü  Las cruzadas y luego el descubrimiento del nuevo mundo.

ü  La reforma protestante de Martin Luther en 1517

ü  La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789

ü  El concilio Vaticano II

 

Paralelamente, hemos visto surgir otros eventos en áreas del conocimiento como son la ciencia, el arte, la política, la economía, la tecnología…. pero, todos ellos, en vez de desvirtuar el impacto desmesurado de los acontecimientos enumerados han únicamente colaborado en la manera de verse, entenderse y auto-determinarse del ser humano.

 

Vicisitudes circunstanciales, el proyecto del hombre no esta, sin quitarles su significado e interés terrenal, en los elementos naturales o sociales de su vida. Esta en la manera de comprender su destino, en su búsqueda esencial que se concretiza en fenómenos interesantes pero secundarios.

 

Esta solo en su Camino a la Felicidad.

 

Y este sendero escarpado, esta marcha caótica, esta lucha vital, empieza en si mismo, luego en el mundo con sus compañeros de viaje para terminarse, si el es suficientemente sencillo, alerta y sabio, en lo sagrado que, para nosotros, cristianos católicos, se llama Iglesia.

 

Entonces nuestra tarea no es de alarmarse de tanto cambios efímeros que impactan, a la magnitud del tiempo y del espacio, un par de segundos la historia humana, sino, conociendo nosotros la Dirección a seguir que es Cristo, ayudar, en todos los campos, a todos, a emprender personal y colectivamente el plan de vida plena que Dios, creador y dinamizador de la Historia, ha puesto en el corazón de cada ser humano desde los inicios.

 

¡Basta de miedos, basta de excusas, basta de renuncias, hagamos hoy presente el Reino de los Cielos en todos los rincones de la tierra!